Un porqué…

Un porqué

Son los testimonios personales los que muchas veces ayudan a entender un momento, un lugar, una obra, una generación. Son las emociones transmitidas las que pueden ayudarnos a comprender una utopía en un tiempo exacto.

Este proyecto nace para canalizar una curiosidad intelectual, cultural, científica, humanística y social; para captar las emociones y las convicciones; romper silencios o provocarlos; explorar o anticipar recuerdos; abrir las hojas dobladas de los ánimos humanos. Ve la luz para verbalizar o poner por escrito pensamientos a destiempo, rescatar visiones presentes y pretéritas de la vida… Todo ello en diálogo abierto, en torno a una conversación cercana, con un coloquio tranquilo, a media voz. Los rincones dialogados quieren ser un lugar de encuentro, en el terreno de las ideas y el tiempo, proyectando hacia lo profundo de la persona más que del personaje, acercándose no a los nombres sino a los hombres —y las mujeres— que tengan una vida y un pensamiento que compartir.

Este proyecto nace para recuperar un tiempo para el diálogo, para la persona, en un momento en el que impera la información de consumo rápido, en el que vivimos a una velocidad vertiginosa. Cuando hay que llegar por impactos para satisfacer las impaciencias, los espacios  dialogados quieren ser una invitación a la calma, a la charla de café. Porque no se puede penetrar en una vida o en una obra a golpe de tuit o de micro-relato. Si el slow food fue una respuesta para la salvaguarda de las tradiciones gastronómicas, este intento de sumarse al slow journalism es una llamada de atención sobre el momento actual del periodismo. Hoy estamos más entretenidos pero no mejor informados. Conocemos mucho, pero no más. Sabemos sobre los personajes a través de pequeñas píldoras, pero no llegamos a vislumbrar a las personas. Nos perdemos jugando a flashear conciencias vulnerables. ¿Por qué no volver a lo artesanal? Al revelado del carrete en 48 horas, al olor a café o la copa y el puro en la tertulia. El tiempo es nuestro, detengamos el tiempo. Nos debemos a la actualidad, pero también —y más—a la historia. No podemos escribir a ciencia cierta de lo que vendrá, ¡pero queda tanto por contar de lo que ha pasado, de lo que otros han vivido!

Este proyecto nace de dentro, de muy dentro. Surge de una motivación vital, de una necesidad tan sencilla y tan humana como la de comunicar. En malos tiempos para la lírica, y peores para el periodismo, estos rincones dialogados quieren dar respuesta a la vocación que ha alimentado una inquietud vital tantos años. Surgen por amor al arte en su sentido más puro, elevando a esta categoría el género periodístico de la entrevista.

Este proyecto nace por una responsabilidad como periodistas y comunicadores, por un compromiso con la sociedad y con nosotros mismos, animados por el ejemplo y el buen trabajo de compañeros que no se han resignado a echar el cerrojo a la creatividad y siguen haciendo lo que mejor saben; que no han sucumbido a la dictadura de las estructuras empresariales, esas que ponen sus ojos en la cuenta de resultados pero no miran ni de reojo al profesional de la información para no caer en la vergüenza. Nos han dicho muchas veces: «Si este mundo no te gusta… ¡cámbialo!». Y en eso estamos, dando carta de jubilación al derrotismo para vivir en la acción. Rehabilitemos el periodismo y, al mismo tiempo, la capacidad de creer y de soñar. ¡Dialoguemos!