Decía Óscar Wilde en boca de Lord Henry en El retrato de Dorian Gray que «las mujeres prueban suerte; los hombres arriesgan la suya». Por un amor doble (a una mujer y a una vocación) este grancanario le echó un órdago al sino que obra sobre él cambiando el azul de sus islas y la estabilidad de un trabajo de maestro por la mezcla de colores caprichosos e inacabados que es Madrid y la aventura de abrirse camino con su guitarra. La jugada le salió bien; así lo avala el éxito de sus hasta ahora cinco discos desde 2009. Bajo los influjos de su gran amigo, es también partícipe de lo que empieza a conocerse como «Efecto Marwan», una corriente de creatividad intimista y a la vez abierta que ha conseguido que la poesía llame a la puerta hasta de un olvidado público adolescente que antes se limitaba a las lecturas obligatorias de secundaria y veía el género como un terreno pedregoso y oscuro. Habiendo experimentado el placer de colocar sus versos entre lo más vendido del momento, prepara un nuevo asalto al ring aunando de nuevo sus dos pasiones artísticas y rodeado de gente querida y admirada. Nos disponemos a dialogar con este chico revolucionario, que tiene fama de puntual pero llega tarde a nuestra cita tras haberse quedado tirado -junto a su chica revolucionaria- en mitad de la M-30. Gajes del oficio de trovador de revoluciones.
Fotografía: Juan F. López
La primera pregunta no es nada original, pero casi obligatoria. Has radiografiado a tu chica revolucionaria. ¿Cómo es el chico ídem?
Un chico revolucionario es el que sea capaz de estar al lado de una chica revolucionaria, con todo lo que eso implica, ¿no? En general, por todo lo que estamos viviendo a nivel social, que repercute en lo que estamos experimentando muchas personas a nivel personal, nos estamos convirtiendo todos un poco, de nuevo, en chicos y chicas revolucionarias. Cuando hablo de revoluciones no estoy hablando de grandes locuras. Creo que las revoluciones más importantes empiezan por dentro y en ese proceso de cambio y de buscar nuevas repuestas estamos muchos. Esa es la gran revolución para mí.
Si hacemos un breve repaso por la historia de la literatura vemos que, sea cual sea la lengua, desde antiguo hubo una fuerte tradición oral de cuentos y leyendas a los que, para transmitirse mejor de generación en generación, pronto les acompañó la musicalidad. Música y versos unidos. En el caso de Diego Ojeda, qué fue antes, ¿la música o la poesía?
Fue antes la música, lo que pasa es que vino acompañada de la poesía, porque lo que yo he hecho siempre a nivel musical es canción de autor y una de las principales características de la canción de autor es la fuerte carga poética que tienen los textos de las canciones. Con lo cual, siempre me había manejado en un lenguaje poético, desde la primera canción que escribí con 14 años que, obviamente, no era tan poética como las que escribo ahora. Pero siempre fui buscando esa belleza en las canciones, la belleza de la poesía.
«Por culpa de la poesía» naciste un 5 de diciembre de 1985. Háblanos del Diego niño. Dices que con 14 años ya componías. ¿Cambiaste la consola por la guitarra?
Ni siquiera tuve consola. Nunca me llamaron la atención los videojuegos ni nada de eso. No quiero decir con esto que fuera un niño erudito que se dedicaba solo a leer, tampoco. Era un niño normal, un niño muy miedoso que hacía las cosas típicas de un niño de esa edad en Canarias, con la excepción de que, a diferencia de lo niños de mi edad, nunca me gustaron ni el fútbol ni las consolas. Hacía otras cosas: escuchar mucha música, tocar la guitarra y también leer. No eran cosas típicas para un niño de mi edad, pero yo las hacía.
Para los que habéis nacido en una isla, rodeados de mar, ¿es duro cambiar ese paisaje por el de una ciudad como Madrid?
Para mí no lo fue, la verdad. Creo que me vine a Madrid en el momento en el que quise venirme. No me vine, como muchos amigos míos, obligado para hacer la carrera o para estudiar otra cosa. Yo estudié mi carrera universitaria en Canarias, trabajé allí tres años y medio de maestro, que es lo que estudié y vine a Madrid en el momento en el que personalmente quería yo hacerlo. Entonces, me vine ya súper decidido, por amor y porque, personalmente, a nivel musical también quería probar. Dejé mi trabajo de profe en Canarias y me vine a Madrid. Y la verdad es que, desde que estoy aquí no ha habido ni un solo día que haya dudado de que es aquí donde quiero estar. Aquí ya he hecho mi vida. Tengo mucho cariño a Canarias porque, obviamente, es el lugar en el que nací y en el que viví 23 años, pero adoro Madrid y tengo mi vida ya hecha aquí. Tengo aquí todo y me encanta esta ciudad; para vivir mucho más, incluso, que Canarias.
Tu amiga Elvira Sastre dice que «si le miras a los ojos y él te mira a ti, podrás ver la playa más bonita de sus islas». ¡Buen piropo! ¿Cuál es la playa que te gustaría reflejar en esa mirada?
Una de mis playas preferidas es la playa de las Canteras, que es una playa de ciudad en Gran Canaria, mi isla. Es una de las mejores playas de ciudad del mundo y a mí me encanta. No es una playa desierta, porque es una playa de ciudad, pero tiene algo que es muy especial para mí. Ahí pasé mi infancia, mis padres viven muy cerca…
Precisamente estos días tu isla es noticia, tristemente, por el derrame de fuel del pesquero ruso Oleg Naydenov, que amenaza todo el entorno. La marea negra ya alcanzó las costas.
Me jode muchísimo esa noticia, la verdad. Una vez más los políticos, a nivel local y nacional, han demostrado que son una panda de ineptos que solo toman medidas cuando ya tenemos los problemas encima. Este tema de Canarias me parece muy triste. Una mala gestión, por supuesto, que se podía haber evitado, sin ninguna duda.
Por su situación geográfica tus islas también han sido y siguen siendo lugar de llegada de personas que marchan de sus países poniendo sus esperanzas en una patera. Las cifras de muertos en las últimas semanas está removiendo mínimamente las conciencias pero el problema es descomunal.
Yo llevo conviviendo con este problema de la inmigración desde crío, desde que tengo uso de razón. Siempre ha sido un problema, sobre todo para las personas que no llegan y para las personas que llegan y no encuentran recursos. Durante años fui voluntario en Canarias de varias ONG. Me dedicaba a enseñar español a personas africanas que venían a Canarias. Es una realidad dura, muy dura. Ayer veía un reportaje en la tele sobre este tema y es triste la impotencia que siente uno de ver que el mundo está tan al revés. Verdaderamente esas personas vienen por necesidad, no por lujo o por placer. Se me parte el alma. Me da muchísima pena y me encantaría que pudiésemos ser más solidarios, sobre todo a nivel político, que creo que es lo que necesitan esas personas. También es verdad que la realidad política en su país es que es la hostia, ¿no?
Con el pesquero ruso hundido en Canarias, una vez más, los políticos, a nivel local y nacional, han demostrado que son una panda de ineptos que solo toman medidas cuando ya tenemos los problemas encima».
Dicen de ti que sabes que la felicidad se esconde detrás de la tristeza y eres capaz de buscarla a través de tus monstruos. Dicho así nos llega cierta sensación de melancolía, que por otro lado con frecuencia se asocia con el poeta. ¿Eres feliz?
Lo intento. Pongo todos los ingredientes para serlo, lo que pasa es que la felicidad es cosa seria y no es fácil. Pero procuro poner todo lo que tengo para manejar a mis monstruos y estar cada día que puedo cerca de la felicidad. Es un trabajo y un camino.
Háblanos de esos monstruos. No sé si son los mismos ahora que hace años, si a algunos ya los has vencido. ¿Sigues siendo miedoso?
Sí, claro, sigo siéndolo, por supuesto. Son los mismos patrones que se repiten en distintas escenas y con distintos actores pero, al final, es todo lo mismo. Los miedos siempre te acompañan. Uno los va lidiando con el paso del tiempo pero me gusta no olvidarme de trabajarme a nivel personal y de escucharme, de conocerme y de verme un poco por dentro para poder ser más feliz y vivir más en paz conmigo mismo.
¿A qué has tenido que decir que no en la vida?
Sobre todo a personas tóxicas que, en un momento dado, me he dado cuenta de que me hacían más mal que bien.
Dice Sabina que, a veces, le habla a la luna «de esa amante inoportuna que se llama soledad». Te leo un titular: «La soledad llama a la puerta de cuatro millones y medio de Españoles». Son datos del INE que dice que en 4,5 millones de hogares españoles vive una sola persona. ¿La soledad para ti es un refugio? ¿Un tormento?
La soledad, cuando es elegida, es maravillosa. Pero tiene doble cara. La soledad cuando es impuesta puede llegar a ser, también, una putada. Creo que todos tenemos que aprender en algún momento de nuestra vida a vivir en soledad. Es algo que por lo que todas las personas deberían pasar porque es una experiencia muy bonita. Pero luego… Lo que te digo, supongo que de esos millones de personas que viven solas muchos lo harán voluntariamente y serán los tíos o las tías más felices del mundo. A veces, como digo en una canción mía, duele más la soledad cuando es acompañada. Yo le tengo más miedo a la soledad acompañada que a la soledad en soledad de uno mismo. Por suerte, yo sí que he aprendido a enfrentarme a la soledad y no le tengo ningún miedo. Y creo que, de hecho, tiene muchas cosas positivas.
Crees en la ternura, en la luz, en la memoria de todos los olvidos… ¿Cuál es el motor de tus creencias?
Sobre todo creo en el poder que tenemos las personas para convertir todo en magia, para hacer lo que queramos, para cambiar el mundo. Tenemos un poder que aún no conocemos. Eso es en lo que creo, en las personas.
Si tiramos de definición de manual, aunque el termino generación literaria lleva mucho tiempo diluido y entremezclado con el de generación histórica, una generación es «un grupo de autores que, nacidos en fechas cercanas y movidos por un acontecimiento de su época, se enfrentan a los mismos problemas y reaccionan de modo semejante ante ellos». ¿Sientes que formas parte de una generación?
Yo siento que sí. Sobre todo me siento cantautor, pero también me siento poeta. A nivel cantautoril me siento identificado, sobre todo, con personas con las que comparto cosas a nivel musical y también personal.
¿Intentamos reconstruir esta definición poniendo nombres propios y fechas?
Dale.
Vamos allá. Un grupo de autores…
Marwan, Luis Ramiro, Funambulista, David Moya, Andrés Suárez, Rozalén, Paco Cifuentes…
Nacidos en fechas cercanas…
Más o menos. Algunos más que otros. Yo soy más joven que todos estos que he nombrado, pero entre mediados de los 70 y los 80 aproximadamente.
Creo en el poder que tenemos las personas para convertir todo en magia, para hacer lo que queramos, para cambiar el mundo. Tenemos un poder que aún no conocemos».
Movidos por un acontecimiento de su época…
La crisis y las redes sociales.
Que se enfrentan a los mismos problemas y reaccionan de modo semejante ante ellos…
Con la palabra.
La poesía siempre se ha asociado con el amor, o el dolor, pero también, en nuestra historia reciente de España sobre todo, con el compromiso social. Cuando nos queramos dar cuenta estaremos inmersos en homenajes a poetas de hace casi un siglo a los que el desvelar los dolores de su alma les costó la vida. ¿Os sentís, en cierto modo, responsables de recoger ese testigo?
Sí. Yo, de hecho, utilizo mucho más la poesía que las canciones para hacer crítica o protesta social. Mis canciones también son sociales, porque hablo de relaciones. Pero en la poesía sí me permito ser un poco más canalla, un poco más crítico, un poco más ácido, porque siento que en la poesía queda menos panfletario que en una canción. Me siento más libre en los versos de los poemas que en las canciones.
Entre tus influencias literarias está Luis García Montero. «¡Al poder la poesía, al poder los poetas!», dijo en la presentación de su candidatura por Izquierda Unida a la Comunidad de Madrid. ¿Cómo le ves en esta nueva faceta?
Muy bien. La verdad es que a mí me ha ilusionado mucho porque es una persona a la que admiro y respeto a nivel personal, intelectual y profesional. Me alegro mucho de que haya dado este paso y, de hecho, cuenta con mi apoyo, es una opción que me gusta mucho.
¿Cómo ves la irrupción de los nuevos partidos en el panorama político actual?
Muy bien también. Lo veo con mucha esperanza. Me gusta ver que el poder se va a descentrar. Creo que esa es la mayor ventaja de todo lo que está ocurriendo y tengo la esperanza de que cambien muchas cosas.
«Hay que quemar todas las banderas», has dicho en alguno de tus versos ¿No te abrazas a ninguna?
La verdad es que soy bastante poco patriótico. Adoro Canarias, porque fue la tierra en la que nací, pero no me siento anclado a ella emocionalmente. Adoro España, porque me parece un país maravilloso, igual que adoro México y no es mi país. Creo que España es un país que, según conozco, cada día me gusta más pero no creo mucho en las banderas ni siento una cosa muy patriótica con ningún lugar; me siento más un ciudadano del mundo, la verdad.
Pero hay banderas no solo vinculadas a territorios sino también a causas.
Es cierto.
Triunfar a veces es un arma de doble filo en muchos aspectos. ¿Has sentido alguna vez que el negocio condicionara al arte?
La verdad es que no. Por suerte, sigo haciendo lo que quiero. La editorial con la que he sacado mis libros anteriores es mía. A mi editorial nueva con la que sacaré el próximo trabajo, que es Espasa, del Grupo Planeta, les he puesto las condiciones que veía necesarias y las han aceptado todas, con lo cual no me han metido absolutamente ninguna presión, al contrario, me han dado cancha libre a todo lo que yo he querido. Tampoco escribo por encargo, porque es que no podría. Una canción la podría hacer por encargo, para ser cantada por otro, pero un poema, desde luego, no. No tendría ningún sentido, no vivo la poesía así.
Podemos decir, entonces, que trabajas sin presión.
Presión no. Es verdad que cuanto más conocido eres y mejor te va tienes que lidiar con más crítica y más comentarios idiotas de gente que no te conoce y cosas así pero bueno… Normalmente es al contrario, todo son cosas buenas.
España es un país que, según conozco, cada día me gusta más, pero no creo mucho en las banderas ni siento una cosa muy patriótica con ningún lugar; me siento más un ciudadano del mundo».
Al triunfar, también el trato con tu público se debe ver afectado de algún modo. Aunque quiero creer que un caso como el tuyo la relación con la gente que te sigue es más auténtica que la de una gran estrella del pop.
Claro. Es una relación más personal porque estamos más al alcance de la gente. Me siento súper agradecido a cada persona que viene a escucharme a un recital o que paga una entrada para verme en un concierto, aquí, en México, en Canarias o donde sea. Dicho esto, me gusta también tener mi espacio vital. Me gusta ser súper cálido, súper cariñoso, súper respetuoso, pero es que luego soy un tío muy tímido también en las distancias cortas. Pero vamos, que yo me siento súper agradecido de que haya gente que disfruta con lo que yo hago y que venga a compartirlo conmigo, con lo cual se merecen mis respetos, mi admiración y mi cercanía. Y porque, como tú dices, no somos estrellas del pop. Yo soy un trabajador más. Mi trabajo implica a otras personas que lo comparten, pero es un oficio como otro cualquiera y, por suerte, depende de las personas, y en este caso tengo gente que me apoya. Pues eso hay que cuidarlo para que no te dejen de apoyar, sigan creyendo en ti y te vean como lo que eres.
Como tío tímido que te confiesas, poner tus sentimientos negro sobre blanco es una actividad casi masoquista.
Ya, pero como cuando yo lo escribo estoy solo en mi casa frente al papel o frente al ordenador no pienso en eso.
Y cuando lo ves ya en la calle…
Pues ya está, ahí ya estás vendido, con lo cual tampoco lo pienso mucho. Y en los recitales me gusta poner la luz de forma que no se vea al público… Es como si sintiera que no me está escuchando nadie.
Te metes en una burbuja.
Sí (risas).
En la literatura hay una distinción muy marcada entre la novela romántica y la erótica. Y no han estado exentos de polémica los intentos de vender una como otra. Ese problema no parece darse en la poesía.
La poesía es, sobre todo, una manera de contar. Y puedes contar muchas cosas. Para mí la magia está en la forma, en cómo lo cuentas, pero las temáticas son súper abiertas. Eso es lo que tiene la poesía y, especialmente, esta poesía nuestra contemporánea.
Incluso en el vocabulario, esta nueva era de canción de autor y poesía ha demostrado que no hay tabúes.
Sí, entiendo que haya gente que no le guste, que no lo comparta o la que le parezca mal. A mí me parece maravilloso. Si algo me gusta de esta poesía que se está haciendo ahora mismo en España es que nos acerca a todos a ella. Cuenta lugares comunes que todos tenemos, sin perder la belleza, la belleza poética.
Dice el Ministerio de Cultura que un 86,2 % de los jóvenes de entre 15 y 19 años lee «algo» al año, pero teniendo en cuentas las lecturas obligatorias escolares parece una estadística vaga. ¿Leen los jóvenes poesía?
Sí leen, por supuesto. De hecho, en nuestros recitales, en los eventos gratuitos que hacemos, la mayoría de las personas son jóvenes y adolescentes. Hay que escribir para uno pero también para todo tipo de público. Y en este caso es muy bonito que la gente joven se sienta identificada con esta poesía, que compren libros y que lean. Es una bonita forma de empezar. Me parece muy esperanzador, la verdad.
Una canción la podría hacer por encargo, para ser cantada por otro, pero un poema, desde luego, no. No tendría ningún sentido, no vivo la poesía así».
Pero algo sí que falla en la educación en este país. Te formaste como educador, has ejercido durante un tiempo y conoces de cerca la realidad. Hemos tenido 7 leyes de educación en 35 años. Se alaban los modelos del norte de Europa pero no se imitan.
Mientras la educación en España siga siendo un juego político poco hay que hacer. Habría que invertir más, pero de verdad, no en papel, sino en la formación del profesorado lo primero. Porque tú me dices ahora las estadísticas de los alumnos que no leen. Me gustaría saber qué pasaría si hiciéramos esa estadística con profesores. ¿Qué estamos transmitiendo a nuestros jóvenes si los propios profesores no tienen ninguna inquietud? Hacen falta más profesores con vocación en este país.
A las mujeres revolucionarias a veces también les ponen obstáculos. Por centrarnos en un sector concreto, por ejemplo, el de la música, existen menos de 5% de mujeres productoras o ingenieros de sonido y solo un 6% ocupa posiciones ejecutivas en esta industria. Es un reflejo de algo que ocurre en muchos otros campos.
Supongo que esas cifras están para romperlas, para cambiarlas. Tampoco conozco muy bien la situación en el mundo de la industria musical pero, por ejemplo, el de la industria editorial está lleno de mujeres. Sin duda alguna queda mucho que trabajar en este país por la igualdad. Tal vez en el ámbito musical sea uno de los que más haya que seguir trabajando, no me cabe la menor duda.
Tu chica revolucionaria tiene el colesterol descompensado.
(Risas)
¿Tú te cuidas? ¿En tu rutina diaria tienes tiempo para ti?
Esa es una de mis prioridades. Sobre todo entre semana, cuando puedo, porque los findes casi siempre estoy fuera. Entre semana intento llevar una vida, más o menos, tranquila; intento cuidarme; intento ir al gimnasio; voy a yoga; intento cuidar la alimentación… Porque si no, no hay cuerpo que aguante tanta tralla.
Para unos la seducción es un conjunto de técnicas, para otros un don natural. Para los clásicos, como decía Ovidio en Ars amandi, un arte. ¿Qué es la seducción para Diego Ojeda?
Yo es que hace tiempo que estoy fuera del mercado (risas). Pero, durante una época fui muy adicto a la seducción. Creo que ahí reside todo. Creo que la seducción es el principio y el final de todo. Supongo que, incluso, el hecho de subirte a un escenario implica seducción. O al subirte a recitar. Al final, intentas seducir a la persona que está escuchando, a la que estás leyendo. Creo que se esconden muchas cosas detrás de la seducción.
Conocemos los nombres de muchas personas a las que admiras en el mundo de la música, muy ligados a tu estilo. Pero, fuera de la canción de autor, qué otros géneros escuchas, o qué bailas.
Me gusta mucho la salsa; la música brasileña también; la música clásica… Para trabajar siempre me pongo música clásica; la música folklórica…
Las rancheras…
Las rancheras me encantan. Soy fan de José Alfredo.
Durante una época fui muy adicto a la seducción. Creo que la seducción es el principio y el final de todo».
Y has compuesto alguna.
Sí, y en general le pongo oído a todo. Es verdad que, al final, me anclo mucho en el gremio de la canción de autor, porque estoy siempre escuchando, viendo lo que hace uno, lo que hace otro… Pero, de repente, me paro, abro un poco los oídos y escucho otras cosas.
Has hablado de México, también has tenido buena acogida en Cuba. ¿Dónde más te gustaría llegar con tus versos y tu guitarra?
Viendo el feedback que hay por las redes, y como ocurrió con México, tengo muchas ganas de ir a Colombia, Argentina, Perú… En general tengo muchas ganas de seguir recorriendo países de todo Latinoamérica.
Tu próximo trabajo, Siempre Donde Quieras, está ya a punto y no es sólo un poemario; se define como un cuaderno vital dividido en tres tiempos; un libro de canciones; un disco de poemas; y el diario emocional de un gran año.
El 2 de junio sale a la venta este nuevo libro en el que hay poemas y canciones. Los poemas son, un poco, secuelas de todo lo que cuento en Mi chica revolucionaria y canciones que escribí a la misma vez que aquel poemario. Para mí es uno de los mejores trabajos que he hecho. Participan un montón de amigos a los que quiero y admiro. Estoy deseando que salga ya a ver cómo lo acoge la gente.
¿Podemos hablar de un disco-libro?
No es un disco-libro. Es un libro que viene, digamos, acompañado de un disco. Son cosas independientes.
¿Algún nombre de los amigos que te acompañan?
Es la parte literaria participa Irene X, que es una poeta a la que quiero mucho, con el prólogo. Luego, en lo que es el disco participan muchos amigos con poesías y cantando. Participan Carlos Salem, Elvira Sastre, Escandar Algeet, Marwan, Fredi Leis y Rayden. Son 9 pistas en las que se mezclan canciones y poemas. Estoy muy contento, la verdad.
Canciones, poemas, amigos… ¡Una nueva mezcla revolucionaria!