Francisco Pacheco, más allá de Velázquez

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Más allá de la imagen estereotipada que se tiene de Francisco Pacheco, en la que destaca, por lo decisivo de este hecho para el desarrollo posterior de la Historia del Arte occidental, el ser maestro y suegro de Diego Velázquez, encontramos en este artista un personaje polifacético y a un intelectual que encarna a la perfección los valores y los ideales de la España en la que vivió, a caballo entre los esplendores imperiales del siglo XVI y la lenta decadencia del XVII. O, llevado al terreno artístico, entre el Manierismo culto y académico y los albores del naturalismo Barroco.

La exposición Francisco Pacheco. Teórico, artista, maestro, con la que el Museo de Bellas Artes de Sevilla reivindica la figura de este sanluqueño afincado en la metrópoli hispalense desde muy niño, es una buena oportunidad para descubrir sus múltiples facetas y la vasta labor que llevó a cabo, tantas veces ensombrecida por los gigantes de la primera línea de la pintura sevillana, muchos coetáneos suyos. Pero es más, esta muestra ha hecho despertar a la pinacoteca del letargo en el que dormita desde hace años. A la espera de una ampliación que no llega, olvidada por las administraciones y con una promoción mejorable, la segunda mejor pinacoteca de España es una joya escondida entre el abrumador patrimonio de la capital andaluza. Es también esta muestra, o debe serlo, el prólogo de la celebración, en 2017, del IV centenario del nacimiento de Murillo, que quiere ser el mayor proyecto cultural y social de la ciudad desde la Exposición Universal de 1992.

Como reza el título de la exposición, que puede visitarse hasta el 12 de junio en las salas del antiguo convento de la Merced Calzada, Pacheco fue un teórico, un artista y un maestro. Y fue excelente en cada una de esas tres facetas que aunó durante su trayectoria profesional, inusualmente larga para la época, ya que falleció con 80 años.

Sevilla, que según el catedrático de Historia del Arte de la Universidad hispalense Enrique Valdivieso es la ciudad artísticamente más rica de España, debe mucho al buen hacer de Pacheco. En sus tratados teóricos y en su calidad de veedor de pinturas sagradas del Tribunal de la Inquisición controlaba si se seguían los aspectos doctrinales e iconográficos que habían sido sancionados por el Concilio de Trento. Dicho en otras palabras: las Inmaculadas de Murillo o Zurbarán, por poner un solo ejemplo, que están dentro del alma artística y devocional de Sevilla, son fruto de la doctrina de Pacheco. Él estableció el canon de su belleza, cómo había que representarlas. Esto se extiende a otras iconografías y a otros temas de la pintura religiosa.

En el ambiente cosmopolita, culto y refinado de la Sevilla del Quinientos, Pacheco cultivó las tertulias literarias, dio a la imprenta dos tratados imprescindibles en la historiografía del Arte español, el Libro de retratos y el Arte de la Pintura, y se relacionó con la flor y nata de esta nobleza que levantaba palacios y los decoraba con la belleza marmórea de la estatuaria clásica que traía de sus viajes a Italia.

Al mismo tiempo, canónigos y órdenes religiosas, los grandes mecenas de la época, le encargaban programas iconográficos, retablos o pinturas de pequeño formato de carácter devocional y privado que hoy son considerados como los cimientos de la gloria que alcanzó la escuela sevillana de pintura en las décadas siguientes. Su estilo apenas evolucionó, lo que hace que, sobre todo en los últimos años, su pintura ofrezca cierta imagen arcaizante alejada ya del naturalismo menos rígido que abrazaban los nuevos pintores, como Alonso Cano, otro de sus grandes discípulos.

La exposición, que cuenta con 58 obras expuestas, entre ellas las ediciones originales de los tratados y pinturas restauradas con mucho criterio, es un deleite que se suma al placer que constituye la propia visita al museo, posiblemente el más bello de España por el edificio que lo acoge y por la ciudad que lo alberga. Acérquense y adviertan que, más allá de la imagen estereotipada, hay un Francisco Pacheco por descubrir y por restituir en el firmamento de los grandes hombres del Arte español. */


Título de la Exposición: Francisco Pacheco. Teórico, artista, maestro.
Fechas: 16 de marzo – 12 de junio de 2016
Lugar: Museo de Bellas Artes de Sevilla
Folleto de la muestra (click aquí)

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